¿Tiene importancia la barba de Mariano Rajoy en comunicación política?

En: Comunicación Política

10 Sep 2009

Prometí el otro día que iba a responder a la segunda pregunta que me planteaba José Luis Mingo: «¿Sabe usted de algún candidato que haya llegado a Presidente del Gobierno de España luciendo barba?». Es una buena pregunta, porque obliga a plantear qué constituye una buena comunicación política.

En el mes de Mayo, Pedro Jota Ramírez afirmaba que él no recordaba a un candidato que hubiera llegado a Primer Ministro o Presidente del Gobierno con barba. Entonces, también recordé que quizá Pedro Jota había leído el libro de Francisco Izquierdo Navarro que yo cité el otro día para interpretar la ceja de Zapatero.

Más en concreto, Izquierdo escribía: «Ni hablar de barba en un candidato conservador a la alcaldía, claro».

Me pregunté si Pedro Jota había acudido a Izquierdo para racionalizar la poca seguridad que le inspira Rajoy o si, efectivamente, el obstáculo que lleva acoplado Rajoy es más serio.

Veamos lo que escribió Izquierdo Navarro:

«Creo que lo mejor para fijar estos conceptos será dar un ejemplo vivido y comentado de la forma en que se pone en marcha una “fabricación” de imagen.

Un candidato desea presentarse a las elecciones para alcalde de una ciudad de mediano tama o. Es rico, de mediana edad, y pertenece al partido conservador. Empezamos bien…

Para convencer a una clase social adinerada, que es la que escogemos como posicionamiento básico, hemos de hacer destacar dos cualidades: El señorío y la serenidad.

Quizás aquí nos encontramos con el primer problema:

¿Coincide, aunque sea aproximadamente, la imagen real del candidato con la imagen ideal de “señorío y serenidad” que queremos hacer servir como bandera?

Menos mal que casi siempre ocurre así.

Es lógico, porque el candidato, por regla general, ya pertenece al grupo social, étnico y cultural que espera que le vote…

Porque si no sucede así y hay que enseñar señorío e inyectar serenidad a un tipo ordinario, el fracaso no será publicitario sino psicológico, por pretender una meta inalcanzable.

Sigamos:

Sabemos que los que votan a un candidato conservador no desean un hombre emotivo, sino un hombre reflexivo y tranquilo. Otra cualidad: No debe ser joven.

Si lo es, hay que contar una historia para justificar su juventud.

Porque los que votan a un candidato conservador desean confiarle sus bienes y el cuidado de las leyes que protejan esos bienes, y no les gustaría nada dejarse operar por un joven recién salido de la Facultad ni confiar sus inversiones a un “Joven ansioso”…

La imagen ideal de alcalde para este sector del censo, después de establecer su “perfil de imagen ideal”, se puede definir como la de un hombre de gran experiencia, con la suficiente fortuna personal para no tener que robarle a la caja municipal, y entregado de lleno a su labor en la Administración pública.

Puede suceder también (y en este caso particular que cito ocurrió efectivamente) que, a pesar de la inteligencia del candidato y de su indudable preparación técnica y política para el puesto a que aspira, tiene la mala suerte de poseer un defecto físico.

Puede ser simplemente feo, que es un defecto físico bastante corriente, pero que en un censo contando con un 25 % de mujeres maduras representa un fuerte “hándicap” en contra.

Un hombre feo o con otro defecto puede ser un dictador erigido por sí mismo, pero difícilmente lograremos que le elijan una mayoría de mujeres, a no ser que sus cualidades de encanto personal puedan borrar de la imagen ideal el defecto físico.

(Como no existe ninguna regla sin excepción, no tengo más que citar el caso “perita en dulce” de Moshe Dayan -alguien-un parche en un ojo, debido a un hecho guerrero, unido al regusto erótico, difundido por las “revistas del corazón”, de que es un gran mujeriego, le han dado una personalidad indiscutible que ahorra muchísimo esfuerzo a sus publicitarios y muchísimo dinero a su partido.

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Un buen candidato puede superar los obstáculos de su barba y de su defecto físico y lograr una excelente comunicación política

Al contrario que Izquierdo y Pedro Jota, pienso que un hombre de barba, conservador, puede llegar adonde quiera en política. Reagan llegó a la Presidencia de Estados Unidos nada menos que con 70 años. Es decir, demasiado viejo según mucha gente. Sin embargo, la última encuesta publicada en Estados Unidos sobre cuál había sido el mejor Presidente en la historia de Estados Unidos, Reagan salió elegido el primero.

Ahora bien, aplicando los criterios de Izquierdo a Mariano Rajoy, nos encontramos con un candidato que tiene barba y que la lleva para disimular un defecto físico- un accidente de bicicleta que le dejó secuelas en la cara. Sin embargo, yo encuentro cuestiones más fundamentales que la barba o que un defecto físico. Recordemos la gran importancia que el gran Alfred Adler concedía a que las personas superasen su complejo de inferioridad.

Si comparamos a Rajoy con el actual Presidente de México, Felipe Calderón, también conservador, hay una diferencia fundamental: Felipe Calderón llegó a ser candidato del PAN en contra de la opinión de los líderes de su partido y del Presidente Fox. Por tanto, es un luchador y llegó a Presidente por él mismo. Mariano Rajoy, ni fue candidato por sí mismo ni llegó a Presidente de Gobierno. Fue candidato por designación de José María Aznar.

Y no llegó a Presidente debido a sus errores, no a su barba. En 2004, por no querer debatir con Zapatero; en 2008, por haber debatido muy mal, dejando que Zapatero le interrumpiese continuamente y no haber cortado ese comportamiento que es enteramente irregular en los debates electorales. ¿Y por qué no le cortó?. Pues porque el handicap fundamental de Rajoy no es su barba; es que le falta «polenta», estas gachas de harina de maíz dan mucha fuerza. Hablando metafóricamente, a Rajoy le falta energía, seguridad y fortaleza de convicciones. En Norteamérica le llamarían un «wishy-washy» .

El peor enemigo de Mariano Rajoy en comunicación política es él mismo

Como comunicador, Mariano Rajoy podría llegar a ser muy bueno… pero él es su peor enemigo. Ha llegado a ser tan «artista» que ha llegado a crear él mismo su «The big one» negativo: parecerse a una paloma. No en su mejor sentido- la paloma bebiendo agua elevando la cabeza y volviendo a bajarla puede ser una imagen excelente de alguien que reflexiona, que piensa-. No, Mariano Rajoy se parece a una paloma porque no supera su inseguridad: lee un papel, independientemente de que el papel contenga una idea valiosa o una banalidad, eleva la cabeza, barre con su mirada y vuelve a leer.

¿Nadie le ha dicho en el PP que ése es su «The big one»?. Porque si esto es así, entonces está rodeado de colaboradores que se dedican a asentir a todo lo que dice. La Iglesia Católica creó la figura de «el abogado del diablo», enteramente necesaria para no hacer beato o santo a quien quizá no se lo merecía ni de lejos. Los japoneses tiran a la papelera las soluciones rápidas y no se contentan hasta que no disponen de cinco alternativas para solucionar un problema. Han sabido sacar las consecuencias de que les cayesen encima dos bombas atómicas por ser apasionadamente obedientes.

Por último, y no estoy juzgando el trabajo político de Mariano Rajoy sino su faceta de comunicador, Mariano Rajoy parece haber imitado los tics fundamentales de Zapatero: rodearse de jóvenes, alentar el culto a la personalidad y no poner por escrito sus ideas.

En consecuencia, para mí lo importante no es si Mariano Rajoy lleva barba o no. Incluso, podría ser un desafío muy atractivo querer llegar a Presidente del Gobierno sin barba. Lo importante es que dista mucho de ser un gran comunicador y de tener ideas fértiles, originales, que sí son esenciales un comunicación política. Un líder que no sabe mantener contacto ocular con su público podrá llegar a ganar unas elecciones, pero a pesar suyo. Entonces, ¿por qué no se dedica Mariano Rajoy a desarrollar una buena comunicación política?. Personalmente, no lo entiendo. ¿Y ustedes?

Si quieres formar parte del gabinete de comunicación de un partido político, puedes optar por estudiar un máster en comunicación política o máster en consultoría política. Con estos estudios puedes aprender a ser un buen consultor político y a realizar un buen proyecto de comunicación durante una campaña política.

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10 Comentarios para ¿Tiene importancia la barba de Mariano Rajoy en comunicación política?

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Carmen

septiembre 10th, 2009 at 11:06 pm

Coincido plenamente. La imagen en un político es un condimento a tener en cuenta, puesto que la imagen comunica, pero es importante sólo vista en conjunto y en armonía con otros parámetros comunicativos. La guinda no hace a la tarta, pero la remata y la distingue. En el caso de Rajoy la tarta no pasa de bizcocho. Desgraciadamente, la comunicación es un mal endémico en la cúpula del partido popular. Deberían aprender aquello de que cuando las barbas de tu vecino veas pelar….

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F.Valbuena

septiembre 12th, 2009 at 10:48 am

Carmen:
A quien suelen culpar de la deficiente política comunicativa del PP y de todos los males del PP es a Arriola. Sin embargo, cuando en la Legislatura pasada estaba Gabriel Ellorriaga como responsable de comunicación, recuerd que le escribí señalándole los fallos que él mismo mostraba como comunicador. Me respondió muy atento pero no cambió y, cuando yo mostraba grabaciones en video de Elorriaga, los estudiantes me decían que representaba todo lo que no hay que hacer en comunicación: mirada huidiza a los laterales, brazos cruzados, voz insegura…

Zapatero, tal como está, sería una perita en dulce para cualquier político conservador en cualquier país que pasase por las mismas circunstancias que el nuestro. Pues miren, ahí está, sin que le llegue la pájara en las encuestas. El PP va a tener que confiar en que le hagan la oposición los medios que están enfrentados por los derechos del fútbol: Cebrián contra Roures.

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Fermín Arias

septiembre 11th, 2009 at 11:33 am

Señor Valbuena:

Coincido con usted en que lo importante no es la barba sino saber comunicar. Nuestro aspirante a presidente desconoce los principios básicos de la comunicación. Usted lo describe de manera magistral. Nos encontramos ante el típico caso de prepotencia de quienes sintiéndose superiores consideran no necesitar formarse.

Desde mi punto de vista considero que, además de los que se apuntan en este artículo, comete dos gravísimos errores: El primero es hablar en primera persona cuando en realidad está representando a sus electores y no a sí mismo; no debería decir “Yo opino” sino “Nosotros opinamos”.

En segundo lugar basa sus intervenciones en desgastar al contrario cuando debería tratar de ser positivo, de crear esperanza y sobre todo de ilusionar.

Usted es el experto en psicología de la comunicación, lo mío es una humilde opinión.

Saludos

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F.Valbuena

septiembre 12th, 2009 at 10:38 am

Fermín:

Enteramente de acuerdo. Rajoy es exageradamente soberbio, hasta extremos ridículos. Me aseguran dos Catedráticas de Instituto que, cuando era Ministro de Educación y fue a visitar el Centro donde ellas enseñaban, se acercaron a él, le preguntaron sobre un aspecto de la Educación, las miró con desprecio y se dió la vuelta. ¿Cuántas veces no habrá hecho eso?
Le moltan los periodistas y las preguntas difíciles, como quedó de manifiesto en Pamplona cuando se dirigió a Carmen Martín Castro, que tan desafortunadamente lleva las relaciones del PPon los medios y exclamó: “Carmen, por favor..!, para que le apartase a los periodistas. Se ha convertido en un politico profesional y, si llega a Presidente, será por los fracasos de Zapatero, no por sus méritos. Si no cambia, claro está.

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Ignacio Martín Granados

septiembre 11th, 2009 at 9:13 pm

Enhorabuena por el artículo, aunque siempre hay excepciones, como Alberto Belloch en Zaragoza (no cito ministros porque ellos no son elegidos, sino designados), y este juego daría para más combinaciones con los bigotes (pese a Aznar), perillas y la calvicie, etcétera.
Ha citado el imaginario colectivo de la barba “señorial” en la derecha, pero en la izquierda puede recordarnos el pasado comunista…
En fin, como siempre, importan las ideas y el fondo…sin descuidar las formas 🙂
Un saludo

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F.Valbuena

septiembre 12th, 2009 at 10:33 am

Ignacio:

Gracias por resaltar un aspecto tan importante como la asociación de la barba a políticos de izquierda. Es decir, lo que usted señala, cuando habla de Belloch, es normal. Francisco Izquierdo y Pedro Jota se referían a políticos de derecha, no de izquierda. Por ejemplo, Lula da Silva, el Presidente de Brasil, lleva barba, pero no olvidemos que es un político de izquierdas.
Volviendo a Rajoy, podría llegar a Presidente de Gobierno de España, aun con barba, pero ya he señalado los obstáculos que él mismo se crea

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Ignacio Jiménez

septiembre 14th, 2009 at 10:48 pm

Felicísimo, cuando un maestro de periodistas y expertos en comunicación es capaz de poner en órbita un blog tan bueno y a la vez tan bien escrito, es que los alumnos no hemos sido capaces de superar al maestro o es que este es demasiado bueno.

Es fantástico. Universo Dircom tiene ya un enlace preferente en http://www.marcomplan.blogspot.com. Un abrazo. Ignacio Jiménez

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F.Valbuena

septiembre 15th, 2009 at 1:40 pm

Ignacio:

Gracias por tus elogios.
Puedo asegurarte que no me cuesta trabajo escribir este Blog.
De lo que estoy seguro, y cada día más, es de que lo más práctico en esta vida es una buena teoría.

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Lucia

octubre 4th, 2009 at 9:54 pm

llevar barba ahora es una cosa casual, con lo que quiero decir con esto es que no porque una persona o deje de llevar una cosa, significa que sea mejor o peor persona.
El fisico es una cosa sustancial, i lo importante de la persona es que lo esconde en su interior.
Sinceramente yo me evado de los temas relacionados con la política pero creo y sustengo mi opinión.Tanto Mariano Rajoy como otro ya lleve barba o no, será mejor o peor avaluando su manera de actuar y hablar, no solo con la apariencia

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F.Valbuena

octubre 5th, 2009 at 7:14 am

Lucía:

Sí, lo importante es lo interior; por eso, insisto tanto en preferir los conceptos a las imágenes. Repase mis escritos anteriores.
Sin embargo, no debemos olvidar las investigaciones sobre comunicación política y las asociaciones que el aspecto de algunos políticos suscitan en muchas personas, y que cuentan con una tradición de muchos años. La barba ha estado asociada, durante muchos años, a políticos de izquierda.
En cualquier caso, el problema de Rajoy no es su barba. Ya he explicado que debe mejorar mucho: más ideas, más liderazgo y mejor estilo de comunicación.

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Acerca de este Blog

Felicísimo Valbuena de la Fuente es Licenciado y Doctor en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente es Catedrático en la Facultad de Ciencias de la Información.

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