El caso Bono sigue y sigue

Con cuatro meses de retraso, nada menos, debido a la circunstancia que he explicado en otro lugar, respondo a tu comentario:
Sí, creo que es un muerto político, pero un muerto recalcitrante, como se titulaba aquella excelente película.
Desde tu correo, Bono se ha separado de su mujer. Pues bien, he observado que los periodistas no han profundizado suficientemente en este hecho. Y no en los aspectos sentimentales, sino en los económico-políticos. ¿Quién ha sido el beneficiado políticamente en esta separación? Por supuesto, Bono, porque así ha distraído la atención del asunto central: su enriquecimiento. Lo que los periodistas no han hecho es profundizar en las contradicciones en que ha incurrido Bono.
Después está el hecho del narcisismo de Bono. Me recuerda mucho a Fidel Castro, que se ha pronunciado sobre casi todos los asuntos de este mundo. desde política internacional hasta “haute cuisine”. ¿De qué no opina Bono? Con su ignorancia como única coraza, opina desde lo acertado o desacertado del nombramiento de un obispo hasta sobre los años que los españoles hemos tenido democracia. ¡¡Qué personaje!
Lo que ocurre es que, con sus imposturas, se ha cerrado algunas de las vías a las que él aspiraba, como ser embajador de España ante el Vaticano, por ejemplo.
Quiere ocupar una tierra de nadie, como en las últimas primarias del PSOE en Madrid. ¿Quién va a creerle?
No te puedes bañar dos veces en la palabra de Bono, como nadie podía bañarse dos veces en el mismo río, según Heráclito.
Bono es una enorme suerte para el PP. Lo que ocurre es que los estrategas de esta partido no están sobrados de inteligencia y no saben explotar las posibilidades de esta situación.

José:
Disculpe que le responda con tanto retraso, pero como ya he escrito en otro lugar, una invasión de spams prácticamente colapsó mi Blog.
Ahora, con más tiempo, me estoy dedicando a poner al día mis respuestas.
Salami es una técnica para presionar, cuando negociamos cualquier aspecto de la vida, en la que aprovechamos la primera concesión que nos hace nuestro interlocutor y, a partir de ahí, vamos avanzando paso a paso, sin prisa, hasta lograr que la otra persona acepte nuestra posición, mientras nosotros también nos adaptamos a la suya.
En la relación a amorosa, por ejemplo, hay quienes utilizan el “planchado” e inmediatamente proponen mantener relaciones sexuales, irse a convivir o contraer matrimonio. Quienes emplean el salami, prefieren primero hablar para conocerse mejor; después, se besan y quedan para otro día; m´ças adelante, avanzan en la intimidad, con avances y retrocesos y, finalmente, llegan al compromiso.
En las ventas, ocurre lo mismo. En las ventas “a puerta fría”, el vendedor comienza logrando que el cliente le responda; después, que entreabra la puerta, aun con la cadenilla puerta; un paso más es que el/la clienta, le deje pasar. Y así sucesivamente, hasta que logra el contrato.