Acabo de ver un episodio de una serie de History Channel (2000), titulado Salvador por la democracia (Diplomats for the Damned).
Es un buen documental… pero incompleto.
Resalta el trabajo extraordinario y peligroso de algunos diplomáticos de diversos países para salvar a los judíos del exterminio. El documental resalta los grandes méritos del portugés Arístides de Sousa Mendes; del norteamericano Hiram Bingham; del suizo Carl Lutz y del alemán George Ferdinand Duckwitz.
¿Y no se han acordado los documentalistas de la gran figura de Ángel Sanz Briz, que salvó nada menos que a 5.000 judíos húngaros mientras estuvo en la Legación de Budapest?
Un documentalista, con sus prisas, puede olvidarse, pero ¿han hecho algo los diplomáticos españoles para remediar ese vacío de conocimiento? Porque, como diplomáticos, debrían sentirse muy orgullosos de Sanz Briz.
El mismo año en que History Channel produjo el documental, el periodista Diego Carcedo publicó un gran libro, del que podría salir una gran película si muchos directores españoles aprendiesen a escribir guiones y a realizar películas que importaran e interesaran al público.
El título del libro es: Un español frente al Holocausto. Así salvó Ángel Sanz Briz a 5000 judíos. Muy, muy bien documentado y muy bien escrito. Os aseguro que suscita tanto el interés que lo leeréis en no más de dos días.
Pues bien, diplomáticos españoles, ¿por qué no os ponéis a trabajar sobre este asunto durante la Presidencia Española de la Unión Europea?. Además de mejorar el concepto y la imagen exterior de España- y el concepto y la imagen del pasado contribuye decisivamente a la del presente-, también mejorarán su autoconcepto como diplomáticos.
Por cierto, ¿es imaginación mía o el autoconcepto de muchos diplomáticos españoles está en horas bajas? Porque el Embajador ya no tiene, ni muchísimo menos, el poder del que ha gozado durante muchos años. Ahora, parece que los encargados de los asuntos comerciales han aumentado mucho su poder; lo mismo les ocurre a quienes se encargan de la ayuda al exterior. Entonces, ¿cuál es el autoconcepto de los diplomáticos españoles?. ¿Es que se va imponiendo el proverbial modelo de los norteamericanos- el Embajador como hombre que entiende mucho de negocios y los promueve- y este cambio les ha pillado con el paso cambiado?.
Que los esfuerzos extraordinarios que les ha exigido entrar en la carrera diplomática no les impida pensar. Y si piensan, podrán hacer mucho por mejorar la idea de España interna y externa.
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Felicísimo Valbuena de la Fuente es Licenciado y Doctor en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente es Catedrático en la Facultad de Ciencias de la Información.